sábado, 25 de agosto de 2007

Evaluar, una labor trascendental.

La labor de un docente ya no tiene límites en nuestra actualidad y sociedad, el docente esta pasando a ser un rescatista social dentro de este complicado mundo que los estudiantes están viviendo, por lo tanto, el profesor incorpora el conocimiento del sector o subsector que manipula, pero también sus características personales ya sean afectivas, morales, religiosas etc., están siendo ejemplos a seguir para nuestros estudiantes deseosos de tener metas claras.
Profesionalmente hablando, evaluar es uno de los principales quehaceres que un docente realiza en el establecimiento en donde se desempeña.
Ahora…
¿Podemos dejar algo más de nosotros a parte de una evaluación? Los factores que se hacen presente en este complicado proceso en donde se condiciona su modo de ejecución, hace referencia a que cada profesional de la educación debe especificar tipo de contenido, y así también, tener rigurosidad, el poder que se tiene como un guía de enseñanza no es supremo, por lo cual, es de total responsabilidad tomar en cuenta que el hacer y resolver un documento en el momento no adecuado que establece el reglamento, puede descalificar en forma inmediata su desempeño.
Un factor imprescindible en estos momentos en la sociedad, nos habla de la importancia mal enfocada que se le otorga a la calificación, que indica en algunos casos una discriminación cultural a nivel de grupos pares, en el entorno familiar, etc. Que como su nombre lo dice esta calificando, de mala manera al evaluado, sin dar en indicadas situaciones como verdadero responsable al profesor guía de la asignatura, siendo así, el alumno no le da el valor que merece al aprendizaje, sino al que dirán del número de aciertos que logró en la evaluación con respecto al resto de su grupo, y que de no ser bueno el resultado, se le califica como un ente torpe incapaz de poder aprender o comprender lo que se le presenta en la sala de clases; pues no resulta fácil saber como y cuando el alumno a logrado asimilar el aprendizaje, es así que la evaluación se toma como un indicador de conocimientos.
En estos momentos muchos docentes se hacen la pregunta ¿Mis alumnos están en el aula con el interés de aprender o por solo recibir un reconocimiento que asigne tener un buen nivel educacional?
En estos momentos la evaluación esta reforzando el memorizar como una buena estrategias para obtener resultados, sin embargo si esto se lleva a la vida laboral que es para lo que se están formando, no deja resultados de buen nivel que sean satisfactorios para el empleado y empleador, pero, ¿Que pasa con aquellos alumnos que no se les enseño a valorar al compañero y no posee una actitud de dominio de grupo?
Ahora…
Nuestra forma de evaluar representa la mirada que poseemos para poner en números aprendizajes que se demuestran de maneras diversas, el problema está en encontrar una evaluación que se suficiente para una diversidad que se centra en una sala de clases.
¿Como evaluar inteligencia, si a cada momento se recibe de ella? Y como no dejar huellas en aquellos que no supieron aplicarla si tienen mayor dificultad en lograr el proceso de enseñanza/aprendizaje. Cada docente posee conocimientos que debe entregar en forma competente, utilizando métodos actuales y dinámicos tomando en cuenta toda clase social, diferencias personales, distintos tipos de inteligencia etc., y lograr una combinación que nos permitan tener alumnos integrales.
Preguntarse si lo que se esta haciendo es de la forma correcta y lograr mejorar las falencias que se están cometiendo, representa a un buen docente que tiene sentido educativo, y para hacer que esta interés de superación se masifique es necesario habar fuerte y claro para transmitir la preocupación que hay respecto al tema y que beneficia a cada uno de los inmersos en la saciedad exigiendo así condiciones optimas para obtener una buena situación causa/efecto e investigar a fondo el fin que tiene tomar una evaluación, adquiriendo primeramente el compromiso de romper la barrera de la incomunicación que nos separa.